El 1° de agosto marca un día emblemático en Argentina, donde la tradición de tomar caña con ruda se mantiene viva y sigue siendo un ritual ampliamente practicado. Este evento, que combina elementos culturales e históricos, busca atraer salud, buena fortuna y alejar las malas energías.
Orígenes de la tradición
La costumbre de consumir caña con ruda encuentra sus raíces en los pueblos indígenas del norte y litoral argentino. Esta mezcla de hierbas y alcohol se usaba como un remedio natural para protegerse de las enfermedades típicas del frío invierno. Históricamente, agosto era considerado un mes complicado por sus lluvias y bajas temperaturas, lo que hacía de esta bebida una especie de talismán para enfrentar los rigores de la estación.
Conexión con la Pachamama
Además de su función de protección, el ritual de la caña con ruda se relaciona estrechamente con el Día de la Pachamama, celebrado también el 1° de agosto. Esta celebración forma parte del calendario popular y espiritual argentino, aunque algunos optan por extender el consumo hasta el 15 de agosto. La preparación de la bebida tradicionalmente comienza el 24 de junio, coincidiendo con el día de San Juan, y suele incluir además de la ruda macho, romero y miel.
El ritual y su significado
Al finalizar la preparación, es habitual sellar la botella con un conjuro que ha pervivido a lo largo de los años: “Caña con ruda, contra el mal ayuda”. Este acto resalta la dimensión mágica y protectora que los participantes le otorgan al ritual, reforzando el vínculo entre la tradición y el deseo de bienestar colectivo en la comunidad.
Las tradiciones como esta no solo reflejan la riqueza cultural del país, sino que también propician la unión y el sentido de pertenencia entre los argentinos.