El cohete Starship de SpaceX, proyectado para realizar misiones lunares, enfrenta serios desafíos técnicos que complican su viabilidad. A pesar de ser tan alto como un edificio de 17 pisos, ha acumulado tres fallas consecutivas en vuelos de prueba durante este año y requiere recargar combustible en órbita terrestre, un proceso que aún no ha sido validado a gran escala.
La complejidad del Starship
El Starship es un vehículo espacial que representa un avance ambicioso en la exploración espacial. Sin embargo, su complejidad técnica se ha convertido en un obstáculo significativo. Hasta ahora, las pruebas de vuelo han sido problemáticas, lo que pone en duda su preparación para las futuras misiones lunares planificadas.
Alternativa de Lockheed Martin
Ante los problemas que enfrenta SpaceX, Lockheed Martin ha propuesto un diseño alternativo. Este nuevo enfoque se basa en tecnología existente y en piezas que la compañía ya tiene almacenadas. Rob Chambers, director de estrategia espacial de Lockheed, hizo una analogía con la película "Apolo 13", donde los ingenieros superan desafíos imprevistos usando recursos limitados.
Sin embargo, Chambers también advirtió que, a pesar de la experiencia de Lockheed, cumplir la fecha límite impuesta por Donald Trump no es seguro. "Es un desafío infernal para la industria", declaró.
Consideraciones de financiamiento
A diferencia de otros actores en la carrera espacial como Elon Musk y Jeff Bezos, quienes financian gran parte de sus desarrollos, Lockheed Martin dependería de un financiamiento total por parte de la NASA. Esto agrega una capa de complejidad al desarrollo de su propuesta.
La competencia por liderar la próxima era de exploración lunar es feroz y, con las dificultades que enfrenta SpaceX, la pregunta de quién llegará primero a la Luna sigue flotando en el aire.