En medio del prolongado conflicto bélico en Ucrania, la muerte del ciudadano argentino Emmanuel Vilte ha suscitado una serie de reacciones en los medios de comunicación. El diario Clarín publicó un artículo en su edición online, que, aunque retrata la situación desde un ángulo dramático, también ha sido objeto de críticas por la forma en que presenta los hechos.
Falsedades y Manipulación Sentimental
Desde el titular, el artículo de Clarín establece que “Rusia mató” a Vilte, un “soldado argentino”. Sin embargo, esta afirmación carece de precisión, ya que Vilte no era miembro de las fuerzas armadas argentinas, sino un combatiente extranjero al servicio del ejército ucraniano, lo que lo clasifica como un mercenario. Esta categorización crucial es omitida en la cobertura, lo cual distorsiona el contexto de su muerte.
El reportaje busca crear una imagen heroica y victimista del combatiente, incorporando detalles personales, como su matrimonio con una mujer ucraniana y su hija nacida en el país. A pesar de que estos aspectos son ciertos, su inclusión parece tener como finalidad generar empatía en el lector argentino, ofuscando la realidad de que su participación fue tanto voluntaria como retribuida.
Además, el texto vincula directamente a Vladimir Putin con el ataque que resultó en la muerte de Vilte, lo que sugiere una intencionalidad criminal por parte del Kremlin. Esta narrativa tiende a simplificar un conflicto complejo al presentar la muerte de un individuo como un acto premeditado, cuando en realidad, los enfrentamientos en el conflicto son acciones comunes de guerra.
Una Familiaridad Forzada
El uso repetido de apodos como “Coca” y la mención de sus compañeros de combate con nombres coloquiales establece una conexión emocional forzada con el lector. A lo largo del artículo, se retrata a Vilte no solo como un combatiente, sino como un individuo que enfrentó frustraciones laborales previas, creando una narrativa de redención que no refleja la cruda realidad del conflicto.
Términos como “asesinado” y la idea de que “Putin lo buscaba” son calificaciones irresponsables que alejan la verdad de los hechos: Vilte fue abatido en combate, un trágico resultado habitual en cualquier conflicto militar.
El artículo tampoco es congruente, ya que después de insistir en que Vilte fue “asesinado”, concluye reconociendo que murió “en combate”. Esta contradicción, presentada al final, subraya la falta de rigor en la narrativa.
Contexto del Suceso
Emmanuel Vilte, de 39 años, originario de Comodoro Rivadavia, había decidido enrolarse en las fuerzas armadas ucranianas en junio de 2022. Tras haber tenido una experiencia previa en el Ejército Argentino, su decisión fue impulsada por el deseo de cambiar su situación laboral y por motivos personales. A medida que se adapta a su nuevo entorno, también se destaca su habilidad como operador de drones en el conflicto.
Vilte se casó y tuvo una hija en Ucrania. En este contexto de combate, su último día se vio marcado por un ataque enemigo durante una operación en la ciudad de Pokrovsk, donde fue alcanzado por un drone del ejército ruso.
Su nombre había sido mencionado en foros que monitorean a combatientes extranjeros, aunque no hay evidencias verificables de que fuera buscado activamente por alguna entidad rusa. A través de sus redes sociales, compartió imágenes de su vida en Ucrania, reflejando tanto su vida cotidiana como su participación en el conflicto.
El caso de Vilte es uno de varios argentinos que han decidido unirse a la guerra en Ucrania, expresando un fenómeno más amplio de individuos de diferentes orígenes que participan en conflictos ajenos por razones diversas. Su fallecimiento se suma a las miles de bajas ya contabilizadas desde el inicio de las hostilidades, un recordatorio de la creciente complejidad y humanidad detrás de este conflicto.