Argentina está enfrentando un cambio demográfico significativo, reflejado en una drástica disminución de la tasa de natalidad, que ha caído un 40% en menos de una década. Un reciente estudio del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral revela una transformación en la estructura familiar del país, donde los hogares sin hijos menores de 18 años ya son la mayoría.
Caída de la Tasa de Natalidad
Según el informe, el 57% de los hogares en Argentina no tiene menores de 18 años, un aumento notable respecto al 44% registrado en 1991. Este fenómeno indica no solo un envejecimiento poblacional, sino también una tendencia sostenida a la baja en los nacimientos, lo que puede tener implicaciones significativas para el futuro del país.
Aumento de Hogares Unipersonales
El estudio también indica un crecimiento en los hogares unipersonales, que pasaron del 13% en 1991 al 25% en 2022. Además, las familias monoparentales, principalmente lideradas por mujeres, han aumentado considerablemente. Estos cambios reflejan un giro en las dinámicas de convivencia y la estructura familiar.
Cambios en el Perfil de las Madres
El análisis destaca que las argentinas están retrasando la maternidad, con un promedio de edad para tener el primer hijo situado entre los 30 y 34 años, en contraste con las tendencias de hace tres décadas. A nivel nacional, el promedio de hijos por mujer se sitúa en 1,4, con un alarmante mínimo de 0,9 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Factores que Contribuyen a esta Transformación
Lorena Bolzon, decana del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral y coautora del estudio, menciona que múltiples factores impulsan esta transformación. Entre ellos destacan las condiciones económicas del país, la incertidumbre sobre el futuro y la migración de jóvenes al exterior. Bolzon subraya que cada vez más mujeres deciden priorizar su formación académica y desarrollo profesional antes de tener hijos.
Implicaciones Futuras
La disminución en la tasa de natalidad, combinada con un envejecimiento acelerado de la población, plantea serios desafíos económicos y sociales para Argentina en las próximas décadas. Se anticipa una reducción en la fuerza laboral y un aumento en los costos asociados al sistema de jubilaciones, lo que podría afectar gravemente la sostenibilidad de los programas sociales en el país.
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