La Justicia de Neuquén ha fallado a favor de Emanuel “Manu” Ginóbili en un litigio que se prolongaba por años con la comunidad mapuche Paichil Antriao, quien ocupó un terreno de 13 hectáreas en Villa La Angostura. La decisión judicial implica que los ocupantes deben restituir la propiedad en un plazo de 30 días, o de lo contrario se procederá con un desalojo.
Resolución Judicial
El juez Francisco Astul Bonorino decidió que la ocupación del terreno debe cesar, y la comunidad será condenada a costear los gastos del proceso judicial. Esta propiedad, comprada por Ginóbili en 2004 para un proyecto inmobiliario, había sido tomada en 2018 por miembros de la comunidad, quienes justificaron esta acción mediante una reclamación de derechos ancestrales.
La resolución reconoce a Ginóbili como legítimo propietario tras desestimar denuncias previas de usurpación y amenazas contra él. Esta decisión ha sido un hito importante en el conflicto entre los derechos de propiedad y las reclamaciones territoriales de comunidades indígenas.
Contexto del Conflicto
El terreno en disputa, ubicado cerca del lago Correntoso y en una de las laderas del cerro Belvedere, originalmente estaba destinado a ser subdividido en 24 lotes. Sin embargo, la ocupación del terreno causó una paralización del proyecto inmobiliario y varios años de enfrentamientos legales.
Desde el entorno mapuche, se sostiene que Ginóbili nunca ha sido el verdadero poseedor del predio, argumentando que su reclamo se fundamenta en normas constitucionales e internacionales que amparan sus derechos territoriales. El abogado Virgilio Sánchez expresó su intención de presentar recursos adicionales para frenar el desalojo, lo que ha prolongado el litigio.
Futuras Implicaciones
La reciente sentencia de la Justicia enfatiza el derecho de propiedad de Ginóbili y establece un plazo para la restitución. Sin embargo, el conflicto podría intensificarse si la comunidad decide no abandonar el lugar, lo que podría llevar a nuevas confrontaciones legales y sociales. Las implicaciones de este fallo siguen generando reacciones contradictorias entre la comunidad y sus defensores, y el futuro del terreno aún es incierto.