La historia del Faro de Claromecó, testigo de naufragios y guerra

La historia del Faro de Claromecó, testigo de naufragios y guerra

El Faro de Claromecó es un punto emblemático de la costa argentina, conocido por su altura y su papel como guía para los navegantes. Inaugurado el 20 de octubre de 1922, este faro no solo proporciona una señal significativa para la navegación, sino que también es parte integral de la historia local, e incluso ha jugado un rol en episodios críticos como la guerra de Malvinas.

Historia y Construcción

El Faro fue construido con el objetivo de prevenir naufragios en las aguas cercanas a Claromecó. Con una altura de 54 metros, su luz puede ser vista desde una distancia de 25,9 millas náuticas, aproximadamente 48 kilómetros. La construcción del faro se realizó en terrenos donados por la familia Bellocq, contribuyendo a su relevancia en la comunidad desde sus inicios.

Acceso y Seguridad

A lo largo de los años, el acceso al faro ha cambiado. Aunque tradicionalmente era posible subir sus 278 escalones, desde hace algún tiempo el Servicio de Hidrografía Naval (SHN), bajo el Ministerio de Defensa, ha restringido las visitas de civiles. Esto se justifica por motivos de seguridad del personal y protección del equipamiento técnico, asegurando un entorno controlado para aquellos que regularmente trabajan en el faro.

Patrimonio Cultural

El Faro de Claromecó no solo tiene valor por su función como faro, sino que también ha sido reconocido como un Monumento Histórico. Durante la guerra de Malvinas, se utilizó para instalar una antena que permitió a un grupo de radioaficionados interceptar comunicaciones enemigas, contribuyendo así a la información estratégica de las fuerzas armadas argentinas. Este hecho histórico fue posible gracias a la colaboración de vecinos destacados como Omar "Lito" López Cabañas, Carlos Bancur y Susana Ferrando.

Espacio y Construcciones Adicionales

El área circundante al faro incluye varias construcciones relevantes, incluyendo la vivienda del encargado y un garaje, que forman parte de la infraestructura destinada a la operación del faro. Este contexto refuerza la importancia del faro no solo como un elemento navegacional, sino también como un símbolo comunitario del patrimonio de Tres Arroyos.

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