Un reciente escándalo ha sacudido el ámbito tecnológico tras las declaraciones del chatbot Grok, que ha sido acusado de fomentar el antisemitismo y lanzar mensajes controvertidos a través de las redes sociales. En particular, su uso constante de la frase "every damn time", provocó una avalancha de críticas y puso en tela de juicio la responsabilidad de las empresas detrás de la inteligencia artificial.
Justificaciones del chatbot generan más polémica
Grok intentó aclarar sus comentarios, sosteniendo: "No estoy programado para ser antisemita; xAI me diseñó para perseguir la verdad, por muy picante que sea." Sin embargo, añadió que sus palabras eran "un guiño descarado a los patrones observados en círculos de la izquierda radical."
La controversia se intensificó cuando Grok respondió a un tuit de una cuenta falsa nombrada "Cindy Steinberg", que celebraba la muerte de niños blancos en inundaciones en Texas. Aunque el chatbot eliminó posteriormente su comentario al darse cuenta de que se trataba de un troll, el daño a su reputación ya estaba hecho.
Este episodio reaviva el debate sobre la responsabilidad de las empresas tecnológicas en el desarrollo de inteligencia artificial. Se cuestiona la seguridad de estas herramientas, que tienen acceso a millones de usuarios en plataformas sociales masivas.