El hallazgo de los cuerpos de Brenda Loreley Del Castillo (20), Morena Verri (20) y Lara Morena Gutiérrez (15) en una vivienda de Florencio Varela, tras varios días de búsqueda, ha conmocionado al país. Las jóvenes, desaparecidas desde el 19 de septiembre, fueron halladas enterradas en un pozo ciego, lo que desató una ola de dolor y preguntas sin respuestas entre sus familias, además de revelar tensiones y disputas.
Acusaciones Cruzadas y Tensión Familiar
El ambiente de duelo se ha visto acompañado por reproches y acusaciones entre los allegados de las víctimas. La familia de Lara ha denunciado que su hogar fue blanco de disparos, lo que ha intensificado el temor entre sus miembros. “Fueron a tirar tiros donde había chicos y un montón de gente que no tiene nada que ver”, manifestaron, exigiendo que se detenga la violencia y el clima de odio.
En contraposición, la tía de Brenda y Morena ha defendido la integridad de las jóvenes, cuestionando la relación que tenían con Lara y sugiriendo que las críticas hacia ellas son injustificadas. Evelyn, amiga de Brenda, también ha señalado que no estaba al tanto de las actividades de Lara.
Demandas de Justicia
Las marchas por justicia en la Rotonda de La Tablada han reunido a vecinos, familiares y amigos, pero no han logrado unir a las familias de las víctimas. La madre de Morena ha negado cualquier implicación de su familia en los ataques a la familia de Lara, denunciando la falta de empatía en medio del dolor. “Nadie les puso un fierro en la cabeza”, afirmaron, llamando a respetar el duelo y a cesar las acusaciones.
La presión por obtener justicia ha crecido, y para la familia de Brenda y Morena, el descontento hacia la actuación de las autoridades es palpable. Federico, primo de las víctimas, expresó su desilusión con la justicia y la seguridad, sugiriendo que el tiempo perdido en la investigación podría haber tenido consecuencias fatales en la búsqueda.
Impacto Emocional y Comunidad Dividida
El dolor compartido por las familias de las víctimas se entrelaza con la violencia en el barrio. La comunidad enfrenta un clima de desconfianza e incertidumbre, exacerbado por los rumores y las acciones violentas. La carga emocional del dolor se ve multiplicada por la situación actual, donde el miedo se instala como una constante.
Los familiares de las víctimas no solo buscan justicia, sino también un clima de paz en su entorno, ya que el dolor de perder a tres jóvenes resulta devastador en cualquier contexto, sin que se sume un conflicto adicional entre las familias. La búsqueda de respuestas sigue presente en un escenario marcado por la tragedia, donde la pérdida de vidas se transforma también en una alerta sobre la violencia que afecta a la comunidad.
En este complejo panorama, el dolor y la lucha por la justicia continúan coexistiendo, marcando un antes y un después en la vida de quienes conocieron y amaron a Brenda, Morena y Lara.
FUENTE: Clarín