El estudio que revela el secreto de la longevidad de María Branyas Morera

El estudio que revela el secreto de la longevidad de María Branyas Morera

María Branyas Morera, quien fue reconocida como la persona más longeva del mundo hasta su fallecimiento en agosto de 2024 a la edad de 117 años, se convirtió en el centro de un estudio científico que busca entender los secretos de su longevidad. Investigadores del Instituto Josep Carreras, liderados por Manel Esteller, realizaron un análisis exhaustivo de su organismo mediante un enfoque multiómico que incluyó genoma, epigenética y microbioma intestinal. Los resultados revelaron que, a pesar de su avanzada edad, sus células se comportaban como las de una persona de 94 años, es decir, 23 años más joven.

Un organismo excepcional

El estudio reveló una sorprendente eficiencia del sistema inmunológico de Branyas en su vejez. Este mantenía una respuesta robusta ante infecciones y no mostraba signos de inflamación excesiva ni autoinmunidad. Otro hallazgo relevante fue su microbiota intestinal, que se asemejaba a la de personas jóvenes y estaba dominada por bacterias beneficiosas como las bifidobacterias, las cuales están asociadas a un perfil de baja inflamación intestinal.

Además, el análisis del perfil lipídico mostró niveles altos de colesterol HDL (bueno) y bajos de colesterol LDL (malo), lo que puede contribuir a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Estos factores combinados sugieren que su organismo presentaba características excepcionales que podrían haber favorecido su longevidad.

Más allá de la genética

Los investigadores concluyeron que la longevidad de Branyas no puede atribuirse únicamente a factores biológicos. A lo largo de su vida, ella adoptó hábitos saludables que ayudaron a mantener su bienestar. Seguir una dieta mediterránea, realizar ejercicio moderado, y tener una vida social activa son aspectos que sin duda jugaron un papel importante en su calidad de vida.

A pesar de los desafíos emocionales, como la pérdida de su hijo, Branyas mantuvo su salud física y mental. Le gustaba pasar tiempo con su familia, leer, cuidar su jardín y tocar el piano. Notablemente, con 113 años, logró superar una infección por COVID-19, lo que refuerza la imagen de su extraordinaria salud.

Aunque el caso de María Branyas es único y no necesariamente representativo de la población en general, el estudio ofrece valiosas pistas sobre cómo la interacción entre genética, biología y estilo de vida puede contribuir a un envejecimiento saludable y prolongado. La importancia de mantener hábitos equilibrados puede ser fundamental no solo para retrasar el envejecimiento, sino también para lograr una vejez más saludable y libre de dependencias.

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