El ejercicio vigoroso protege la visión y mejora la calidad de vida en mayores

El ejercicio vigoroso protege la visión y mejora la calidad de vida en mayores

La investigación científica continúa revelando los beneficios del ejercicio físico, destacando su importancia en la salud de los adultos mayores. Recientes estudios subrayan que, además de mejorar el bienestar cardiovascular y cerebral, la actividad física intensa también protege la salud ocular. Esta información se basa en investigaciones recientes que indican que mantener un estilo de vida activo puede reducir riesgos de enfermedades oculares comunes, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y el glaucoma.

La conexión entre ejercicio y visión

La salud de los ojos está estrechamente relacionada con el sistema cardiovascular. Un adecuado flujo sanguíneo asegura que la retina y la mácula reciban suficiente oxígeno y nutrientes. Cuando la circulación se deteriora, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades que afectan la visión central. Estudios recientes en animales han demostrado que el ejercicio puede disminuir el crecimiento excesivo de vasos sanguíneos en los ojos, un factor relacionado con la DMAE. Un metaanálisis de 2022, que incluyó datos de más de 14,000 adultos, mostró que un mayor nivel de actividad física está asociado con una menor incidencia de esta patología en sus etapas iniciales.

La intensidad importa

La intensidad del ejercicio es crucial para ofrecer protección ocular. Actividades vigorosas, que requieren más esfuerzo físico o incluyen entrenamiento de fuerza, resultan ser las más efectivas. En contraste, ejercicios de menor intensidad, como caminar, no proporcionan el mismo efecto preventivo. Por esta razón, se aconseja realizar al menos 30 minutos diarios de ejercicio intenso, adaptados a la edad y condición física de cada individuo, preferiblemente bajo supervisión médica.

Ejercicio y calidad de vida en la vejez

La actividad física no revierte la DMAE en quienes ya la padecen, pero su práctica regular puede enlentecer su progreso y ayudar a mantener la autonomía del paciente. La DMAE afecta gradualmente la visión central, dificultando actividades cotidianas, aunque la visión periférica suele permanecer intacta. Se recomienda adaptar los ejercicios a espacios seguros y combinarlo con el apoyo de profesionales especializados en baja visión, capaces de ofrecer herramientas para preservar la independencia en la vida diaria.

Un hábito preventivo

Las evidencias sugieren que la combinación de ejercicio vigoroso, alimentación equilibrada y controles médicos regulares es fundamental para mantener la salud ocular. En el contexto del envejecimiento poblacional, estas estrategias son esenciales no solo para mejorar la calidad de vida, sino también para prolongar la autonomía de los adultos mayores.

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