En Argentina, la solidaridad se mezcla con la identidad nacional, manifestándose en diversos espacios comunitarios. Un reciente estudio de Voices Consultancy revela que el voluntariado social en el país creció un 36 % entre 1997 y 2022, con cuatro de cada diez personas afirmando haber participado en iniciativas solidarias. En tiempos de crisis, la organización y el apoyo mutuo se vuelven fundamentales, canalizándose cada vez más a través de estructuras formales que buscan un impacto sostenible.
Fundación EMPUJAR: Un puente hacia la empleabilidad
En este contexto, la Fundación EMPUJAR se presenta como un actor esencial en la conexión entre quienes brindan su experiencia y los jóvenes que requieren una oportunidad laboral. Con más de 1.600 voluntarios al año, esta entidad moviliza una fuerza diversa y comprometida que transforma la empatía en acción concreta, uniendo generaciones.
Este crecimiento en el voluntariado no es solo un fenómeno local, sino un reflejo de una tendencia mundial donde el voluntariado se considera una herramienta colectiva de desarrollo. Según Naciones Unidas, “fortalece la cohesión social y construye comunidades más inclusivas y resilientes”. Así, en Argentina, miles de personas dedican su tiempo a acompañar a otros en diversas instituciones, desde escuelas hasta espacios de formación para la inserción laboral juvenil.
Un enfoque que transforma realidades
Desde hace más de doce años, la Fundación EMPUJAR promueve la empleabilidad de jóvenes en contextos vulnerables. En este recorrido, los voluntarios son el núcleo de la organización. Mentores y tutores desempeñan roles esenciales en el acompañamiento hacia el primer empleo formal.
“Para nosotros, el voluntariado es el ADN de la Fundación. No podríamos transformar realidades sin el compromiso de quienes donan su tiempo y conocimientos,” asegura Germán Lojk, director ejecutivo de EMPUJAR.
Con el objetivo de construir “puentes al conocimiento”, los voluntarios no solo ofrecen su tiempo, sino que también facilitan la capacitación y la inclusión de los jóvenes en el ámbito laboral. Las acciones se realizan a través de programas de formación gratuita, donde los voluntarios participan en mentorías, simulacros de entrevistas y charlas inspiradoras.
Cada encuentro representa una oportunidad de crecimiento mutuo, propiciando un intercambio enriquecedor en ambas direcciones. Detrás de los 1.600 voluntarios anuales hay historias que reflejan el valor de cada gesto: desde mentores que apoyan a jóvenes en sus primeras entrevistas hasta empresas que muestran su funcionamiento interno.
Estas experiencias, aunque simples, son profundamente significativas. En cada interacción, la empatía se convierte en herramienta, el encuentro fomenta el aprendizaje y el compromiso crea verdaderos puentes.
Resultados que hablan por sí mismos
A lo largo de su trayectoria, Fundación EMPUJAR ha capacitado a más de 6.000 jóvenes, alcanzando una tasa de inserción laboral del 58 % y un 80 % de empleo total. Estos logros no serían posibles sin la red de apoyo de voluntarios y empresas que acompaña cada paso del proceso.
La Fundación no solo mide su impacto en cifras. Muchos voluntarios destacan que la experiencia les transforma: aprenden a mirar la realidad con mayor empatía y desarrollan habilidades de comunicación y liderazgo. Los jóvenes, a su vez, se convierten en una fuente de inspiración y esperanza.
El voluntariado como motor de cambio
Este 5 de diciembre se presenta como una oportunidad para reconocer el esfuerzo de quienes participan en estas iniciativas y para pensar en el futuro. En un entorno marcado por desafíos sociales y económicos, el voluntariado se erige como una respuesta colectiva capaz de construir un tejido social más sólido.
La solidaridad trasciende el concepto abstracto para convertirse en un puente tangible que se edifica día a día. Cuando la entrega se vuelve un hábito, el voluntariado se transforma en un verdadero motor de desarrollo, impactando vidas y comunidades enteras.
















