La política migratoria en Estados Unidos ha generado un nuevo episodio que afecta a ciudadanos argentinos. En medio de un endurecimiento de las medidas de control, un grupo de compatriotas fue forzado a regresar al país en un vuelo coordinado por las autoridades norteamericanas. Este operativo, ejecutado con hermetismo, ha suscitado diversas reacciones y testimonios de los afectados.
El vuelo de deportación y la llegada a Ezeiza
En la madrugada del jueves, un Boeing 767-300 de Omni Air International aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Este vuelo, solicitado por el gobierno estadounidense, tenía como objetivo trasladar a diez argentinos deportados en el marco de la política migratoria implementada por la administración de Donald Trump.
El avión realizó escalas en Bogotá, Colombia, y Belo Horizonte, Brasil, donde descendieron otros pasajeros de distintas nacionalidades. Aunque la aeronave tiene capacidad para 247 personas, no se ha confirmado el número total de deportados en este vuelo. La llegada a Buenos Aires fue a las 3 de la madrugada, momento en el que familiares esperaban a los deportados.
Los testimonios de los argentinos expulsados
Entre los deportados se encontraba Mario Luciano Robles (25 años), quien fue detenido en Texas tras cruzar desde México. En sus declaraciones a la prensa, expresó: “No somos criminales, no matamos ni violamos, solo vamos por el sueño americano”. Su situación lo separó de su esposa e hijo, que aún permanecen en México.
Otro deportado, Maximiliano García, mencionó que residía en Estados Unidos desde 2001 y tenía permiso de trabajo hasta 2030. Sin embargo, fue detenido en agosto al presentarse en la Oficina de Inmigración para ajustar su estatus. Según García, le informaron que había una orden de deportación pendiente desde 2015, de la cual nunca había sido notificado. Describió su experiencia en un centro de detención en Miami, señalando: “Es notable el odio en cuanto al racismo. A los ojos de ellos somos criminales. Están partiendo familias a la mitad”. Su esposa y dos hijos aún residen en Florida.
La postura del Gobierno argentino
El regreso de los deportados fue manejado con un fuerte secretismo oficial. Desde la Casa Rosada no se han realizado reclamos formales a Washington, reflejando la estrecha relación entre el presidente Javier Milei y la administración de Trump.
Por su parte, el embajador argentino en Washington, Alejandro Oxenford, respaldó la postura de Estados Unidos. En declaraciones radiales, afirmó que Argentina tiene un número reducido de deportaciones en comparación con otros países de la región y que cada nación tiene la “potestad” de decidir sobre los violadores de sus leyes migratorias. Oxenford remarcó que los ciudadanos expulsados podrían haber estado involucrados en diversas faltas, aunque no proporcionó detalles sobre cada caso. Destacó que la expulsión de argentinos es “un tema que maneja básicamente Estados Unidos”.