Cristian Graf, un hombre de 57 años, se presentó este viernes ante el Juzgado en lo Criminal de Instrucción N° 56 para prestar declaración indagatoria tras el hallazgo del cuerpo de su excompañero de colegio, Diego Fernández. Esta aparición ha reavivado uno de los casos más enigmáticos de las últimas décadas: la desaparición de Fernández, quien fue visto por última vez hace 41 años.
Declaración Indagatoria
Graf, que llegó acompañado por su esposa a los tribunales de Lavalle 1638, estuvo tres horas y media rindiendo declaraciones ante la Justicia. Se encuentra imputado por “encubrimiento agravado y ocultamiento de pruebas”. A su salida, mantuvo una actitud tranquila, similar a la que mostró al ingresar.
El imputado reiteró la defensa anticipada por su equipo legal, afirmando que niega cualquier vínculo con el crimen y que desconocía la existencia de los restos de Fernández en su propiedad. Graf apuntó que el cuerpo podría haber estado enterrado en un terreno adyacente y describió la situación como una “coincidencia inexplicable”.
El Hallazgo de los Restos
Los restos de Diego Fernández fueron encontrados el 20 de mayo de 2025 por obreros que trabajaban en una medianera en la avenida Congreso al 3700, en Coghlan. Estos mismos terrenos fueron alguna vez el hogar de Gustavo Cerati. A pesar del tiempo transcurrido, la causa por homicidio ha prescrito, dado que la ley argentina establece un máximo de 15 años para procesar este tipo de delitos.
Contexto de la Desaparición
Fernández, de 16 años, desapareció el 26 de julio de 1984. Su madre, Irma Lima, recordó que su hijo le pidió dinero para el colectivo antes de irse, dejando una huella en su vida que se ha mantenido por décadas. A pesar de los años, Irma nunca cambió su número de teléfono, esperando un posible llamado de su hijo.
Avances en la Investigación
El esfuerzo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y la intervención del fiscal Martín López Perrando fueron clave para identificar los restos y reabrir una investigación que había permanecido inactiva durante años. El caso original, clasificado como “fuga de hogar”, fue destruido en 2003.
El hermano de la víctima, Javier Fernández, se ha manifestado como querellante, exigiendo que la Justicia progrese en la investigación. “En esa familia está el asesino, en esa familia están los cómplices. Diego estaba enterrado en su casa; no puede quedar así”, reclamó con evidente indignación.


















