El juicio del joven Agustín Chiminelli, condenado por el brutal asesinato de María Alejandra Abbondanza, ha despertado un intenso debate en la sociedad. La resolución del Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de Zárate-Campana se dio luego de que Chiminelli, presente en todas las audiencias desde su inicio el 18 de septiembre, pronunciara sus últimas palabras antes del veredicto.
La muerte de María Alejandra Abbondanza
María Alejandra fue asesinada el 16 de septiembre de 2022 a escasos metros de su domicilio en Campana, al norte del Gran Buenos Aires. Salió a pasear a su perro y, por razones aún no claras, ingresó a la casa de los Chiminelli, donde fue víctima de un ataque mortal. Sus padres y seres queridos continúan luchando por justicia, resaltando que el crimen tuvo un impacto devastador en su familia.
Condenas y responsabilidades
El tribunal condenó a Agustín Chiminelli por homicidio agravado debido a la violencia de género, así como por su implicación en otros delitos sexuales. Los jueces también encontraron culpables a Carlos Chiminelli (padre) y Liliana Ester Sánchez (madre), quienes recibieron penas de 18 y 17 años, respectivamente, por encubrimiento y abuso sexual, entre otros delitos.
Durante el juicio, Chiminelli se disculpó por el “daño irreparable” causado y trató de desvincular a sus padres, quienes aseguraron no haber estado al tanto de los acontecimientos. Sin embargo, la fiscal Ana Laura Brizuela argumentó que tanto él como sus padres intentaron ocultar la verdad tras el crimen.
Encubrimiento en el foco
La investigación reveló que los padres de Agustín llegaron a la escena del crimen y nunca informaron a las autoridades. La madre, en particular, fue acusada de intentar desviar la atención policial al negar la propiedad de un garaje que en realidad pertenecía a su casa. A pesar de que el Código Penal argentino dificulta castigar a los parientes directos por encubrimiento, el tribunal consideró que sus acciones eran suficientes para justificar las condenas.
La hermana de Alejandra, Ana Abbondanza, durante su declaración, insistió en que “el silencio también mata” y acusó a la familia Chiminelli de ser cómplice al no intervenir.
Denuncias previas de abuso
Tras su arresto, surgieron testimonios de al menos dos mujeres que denunciaron haber sufrido abusos por parte de Agustín Chiminelli. Ambas relataron situaciones de violencia y coerción en las que sus padres estaban presentes y no hicieron nada para ayudar. Las acusaciones reflejan un patrón de conducta violenta que se extendía a lo largo de sus relaciones anteriores.
La comunidad sigue atenta al caso, en el que se entrelazan las luchas por justicia y los ecos de un conflicto familiar que ha puesto de relieve la violencia de género y el encubrimiento.


















