La provincia de Buenos Aires se está consolidando como un nuevo destino enoturístico en Argentina, con múltiples bodegas boutique y viñedos que están comenzando a definir una identidad vitivinícola en localidades como Tandil, Paraje Macedo y Chapadmalal. Esta tendencia se apoya en iniciativas que buscan integrar la producción vitivinícola con el turismo y la gastronomía local, ofreciendo a los visitantes una experiencia única en el campo.
Tandil: Un Refugio Vitivinícola
Tandil, situado a 350 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, alberga la bodega Cordón Blanco, reconocida por sus variedades como carmenere, syrah, sauvignon blanc, semillón, merlot y cabernet franc. Esta bodega ofrece visitas guiadas que incluyen la opción de degustación y actividades como paseos a caballo. La combinación de su entorno natural en las sierras con la oferta gastronómica local añade un atractivo especial para los turistas.
Chapadmalal: Experiencia Atlántica
En la costa atlántica, Trapiche Chapadmalal emerge como una de las propuestas más desarrolladas en el área vitivinícola. A más de cuatro horas de la Capital Federal, esta bodega produce vinos influenciados por el clima marítimo, que confiere características únicas a sus tintos y blancos jóvenes. Los visitantes pueden disfrutar de recorridos por viñedos y sesiones de cata, todo ello en un entorno natural cercano a Mar del Plata y otras ciudades costeras.
Paraje Macedo: Tradición Familiar
El paraje Macedo, ubicado a 30 kilómetros del mar, es hogar de la bodega Antiguo Legado, un emprendimiento familiar que produce vinos en la pampa húmeda. Las visitas a esta bodega son organizadas por la Dirección de Turismo local e incluyen recorridos por los viñedos, así como degustaciones de pinot noir y rosé, acompañados de tablas de productos regionales.
Enoturismo en Crecimiento
Las propuestas de enoturismo en la provincia de Buenos Aires se están expandiendo, en especial durante vacaciones y fines de semana largos. Cada uno de estos destinos presenta producciones de escala limitada y un enfoque artesanal, buscando no solo el crecimiento comercial, sino también la consolidación de una identidad productiva y turística propia, que añade valor a los territorios donde se desarrollan estas iniciativas.