Argentina se sitúa entre los países más vulnerables al robo de credenciales digitales. Un nuevo informe de Check Point External Risk Management revela que este fenómeno creciente está afectando significativamente tanto a usuarios como a empresas en el país. En 2025, Argentina se encuentra entre los 10 primeros a nivel global en incidentes de filtración de nombres de usuario y contraseñas, junto a naciones como Brasil, India y Estados Unidos.
La amenaza global de los ciberdelincuentes
El aumento en el robo de credenciales responde a un escenario global complejo donde los ciberdelincuentes han perfeccionado sus atacas. Estrategias como el phishing, el malware especializado y la explotación de bases de datos vulneradas han permitido que los ataques alcancen niveles alarmantes. Esta evolución en las técnicas delictivas coincide con la lentitud en la respuesta de muchas organizaciones, que pueden demorar meses en mitigar una filtración.
América Latina como objetivo prioritario
En este contexto, América Latina ha emergido como un blanco preferido para los atacantes, impulsado por el teletrabajo, la adopción de servicios en la nube, y la falta de medidas de seguridad efectivas en numerosos dispositivos conectados. Estos factores han contribuido a que la región se encuentre en un estado de vulnerabilidad elevado.
Ranking de los países más afectados en 2025
El informe de Check Point posiciona a Brasil en la cúspide del ranking, representando el 7,64 % de los incidentes de robo de credenciales. Le siguen India con 7,10 %, Indonesia con 4,28 %, y Estados Unidos que llega al 3,59 %. Argentina, en el décimo lugar, registra un 3,04 % del total de incidentes. Este panorama demuestra que el problema no discrimina entre potencias tecnológicas y economías emergentes.
Casos alarmantes y técnicas de ataque
Durante 2025, se documentó un caso preocupante de más de 14.000 credenciales corporativas filtradas en un solo mes, muchas de ellas pertenecientes a empresas con políticas de seguridad establecidas. Esto indica que los métodos tradicionales para protegerse son insuficientes ante un entorno de amenazas en constante evolución.
Las técnicas como la infección de software, el vishing, y los ataques smishing, junto con el uso de keyloggers e infostealers, forman parte del arsenal de los ciberdelincuentes. Una vez que obtienen las credenciales, estas son comercializadas en foros digitales y la Dark Web, lo que potencia nuevas campañas delictivas.
Demoras en la detección de filtraciones
Una de las preocupaciones más relevantes es el retraso promedio de 94 días en la detección y mitigación de estas filtraciones. Este prolongado margen deja la puerta abierta para que criminales exploten los datos comprometidos antes de que sean bloqueados o invalidados, intensificando el riesgo para millones de usuarios y empresas.