El ajo, conocido en la gastronomía mundial por sus características culinarias y su singular aroma, ha mostrado ser un aliado significativo para la salud. Si bien su sabor y olor pueden no ser del agrado de todos, una serie de investigaciones resalta sus propiedades terapéuticas, especialmente cuando se consume crudo y fresco.
Efecto del ajo crudo en el organismo
El ajo (Allium sativum) ha sido utilizado por siglos tanto como alimento como medicina natural. Su valor nutricional es particularmente notable cuando se ingiere crudo y picado, lo que desencadena una variedad de beneficios para la salud, que van desde la estimulación del sistema inmunitario hasta mejoras en la función cardiovascular.
Investigaciones han demostrado que al consumirse sin cocinar, el ajo actúa como un regulador del sistema inmune, un antimicrobiano natural y un poderoso antiinflamatorio. Los compuestos sulfurados en el ajo son fundamentales en la defensa del organismo, ayudando a controlar infecciones y reducir el estrés oxidativo.
Propiedades beneficiosas
El consumo de ajo crudo también se ha vinculado a la disminución de la tensión arterial y la reducción del colesterol LDL, conocido como colesterol "nocivo". Un metaanálisis publicado en la revista Nutrients, que analizó 29 ensayos clínicos con más de 1.500 sujetos, confirma que el ajo puede mejorar la respuesta del cuerpo a la insulina. Además, se ha observado que su consumo puede prevenir enfermedades cardíacas y actuar como un complemento en el manejo de la diabetes tipo 2.
Alicina: un compuesto clave
La alicina es uno de los principales compuestos activos del ajo, generándose únicamente al picar, machacar o masticar el bulbo. Esta sustancia presenta una actividad biológica considerable y ha demostrado tener propiedades antibacterianas, antivirales, antifúngicas, antiinflamatorias y cardioprotectoras. Sin embargo, es importante mencionar que la alicina es vulnerable a altas temperaturas, lo que hace imprescindible el consumo de ajo crudo para aprovechar al máximo sus beneficios.
Cómo consumir ajo crudo correctamente
Para maximizar los beneficios del ajo en su estado crudo, es recomendable desmenuzarlo, cortar finamente o aplastarlo y dejarlo reposar entre 5 y 10 minutos antes de consumirlo. Esto permite que el organismo forme alicina de manera óptima. La porción diaria sugerida varía de uno a dos dientes, equivalentes a tres a seis gramos, siendo seguro para la mayoría de las personas y propiciando beneficios en el sistema cardiovascular.
Precauciones a considerar
Aunque su consumo es generalmente seguro, el ajo crudo puede causar molestias digestivas en individuos con condiciones como úlcera, gastritis o síndrome de intestino irritable. Asimismo, es importante que aquellos que están bajo tratamiento con medicamentos anticoagulantes tengan precaución, ya que el ajo puede intensificar el efecto de estos debido a su capacidad para inhibir la agregación plaquetaria.
Para quienes sensibilizados al ajo, el ajo negro –una versión fermentada– puede ser una alternativa que conserva muchas de sus propiedades antioxidantes sin causar irritación digestiva. Además, existen suplementos estandarizados, aunque la efectividad depende de la calidad y el nivel de alicina activa que contengan.