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FUTBOL - TORNEO APERTURA
Olimpo condenó a Quilmes y se salvó de todo
El equipo bahiense venció en el Sur por 1-0, gracias a un gol de Rolle (PT 7m). Con este resultado garantizó su permanencia en Primera y decretó el descenso de su rival al Torneo Nacional. El arquero Matías Ibáñez, que debió reemplazar a Tombolini, fue la gran figura.
Olimpo venció a Quilmes por 1-0 en el Sur, garantizó su permanencia en Primera División -porque tampoco triunfó River- y decretó el descenso de Quilmes. Fue un partido épico, que contó con una figura inesperada, el arquero Ibáñez, y que marcó una jornada para el recuerdo del fútbol nacional.
El partido, de piernas fuertes, dientes apretados y corazones calientes, se jugó como lo que era, una final entre dos equipos que tenían como bandera de guerra el sueño de permanecer en la elite de fútbol nacional. Una final porque ambos estaban obligados a ganar, ya que un eventual empate condenaba a los dos, más allá de las noticias que llegaran de cualquier otro estadio.
Y tal como se esperaba, fue el equipo de Caruso Lombardi el que salió con más decisión a buscar la victoria, quizás empujado por la confianza de haber resucitado después de que casi todo el mundo –incluyendo su técnico- lo había dado por muerto.
Sin embargo, el que golpeó fue el equipo bahiense. Federico Domínguez mandó un envío largo, Maggiolo asistió a Rolle y el petiso enganche tocó al gol ante la desesperada salida de Trípodi. Iban siete minutos del primer tiempo.
Luego se sucedieron varios momentos de confusión, con la pelota por el aire y casi sin situaciones de riesgo… hasta que a los 23, Tombolini chocó con Galván, perdió la pelota y Garnier se perdió el empate con el arco semi descubierto. Tras esa jugada el arquero no pudo seguir y en su reemplazo entró Matías Ibáñez, quien debutaba en Primera.
De ahí hasta el final fue todo del local, que fue con amor propio, con vergüenza, pero con mucho desorden. Llenó de centros el área, pero no hizo más que provocar trabajo extra en Bianchi Arce y Mosset, dos bastiones del aguante aurinegro.
El segundo tiempo fue un monólogo de Quilmes, que contó con un sinfín de situaciones como para ganar el partido hasta por dos o tres goles, pero se topó contra el arquero Ibáñez, que evitó goles cantados. El guardavallas suplente de Olimpo le sacó un gol a Vázquez con la punta de su mano derecha, le tapó un mano a mano a Cauteruccio y voló de palo a palo para sacarle un cabezazo a quemarropa al propio Vázquez. Además, entre Caneo y Cauteruccio perdieron dos chances netas abajo del arco.
Definitivamente, no era la tarde de Quilmes y sí era la jornada de Olimpo. Fue un premio merecido para los bahienses porque a lo largo del torneo desplegaron un fútbol ambicioso -con excepción de esta tarde- y confiaron en esa forma para lograr la salvación. Fue un castigo enorme para los cerveceros, por su levantada final que los dejó al borde del milagro, y fue un golpe tremendo para Caruso Lombardi, pese a que se ganó el corazón de sus hinchas y el reconocimiento de todo el fútbol local.